martes, 30 de agosto de 2011

El invierno



En la casa de los bisabuelos, entre papeles, revistas y cajas varias, recojo de los armarios de la sala varios libros de misa, de historia sagrada. Encerrado en un estuche de laca, sobre un fondo de terciopelo negro, hay un misal adornado. A su lado, un santoral antiguo, con grabados del siglo XIX. Sobre la repisa, al lado de la chimenea, una "Leyenda de oro" en tres volúmenes, mordidos por la humedad.

Rebuscando en los armarios ahora, en las librerías, surgen libros de devoción en los más diversos lugares. Yacen en los cajones de una cómoda, en los estantes de la chimenea, en lo alto del desván. Y yo pienso entonces en el fondo de la vida en esta casa, donde habitan generaciones desde hace siglos, en la que vivieron principalmente las mujeres.

Los hombres, capitanes de barco - excepto el bisabuelo, que siempre fue rentista, y político - pasaban fuera la mayor parte del año. Cuando alguno regresa, como el abuelo Maximiliano, es para morir, de la gripe que a principios de siglo se llevó a tantos. Otros, como el tío Ricardo, marchan jóvenes, y no retornan jamás. Mi padre, sale siendo estudiante y nunca vuelve a vivir en la casa. Quedan las abuelas, las viudas, sus hijas, la bisabuela, que no salió de aquí...

Los libros sagrados hablan del fondo de esta vida: en la casa, en el jardín, en el pueblo, en las habitaciones. La fe, una temerosa esperanza, la sustenta. Nombra, en el fondo, todos los días, las estaciones, la muerte y el regreso; la fortuna y la ruina; el viaje y el retorno. Y el silencio de la casa, de sus moradores, cuando las visitas ya han marchado.

Pienso ahora sobre todo en el invierno. Recuerdo la cita de Chateaubriand en sus "Memorias" sobre la vida de sus tías, allá en la Bretaña lluviosa. La piedad y la lluvia la absorbían.

La casa es fría. Las horas transcurren despacio, la tarde llega pronto. La fe, lo sagrado, la nombran, al fin.

jueves, 11 de agosto de 2011

Cabo Bojador



" [Himilcón] Así, no hay vientos, en una amplia zona, que impulsen al navío; así el líquido elemento de una llanura marina encalmada se inmoviliza en sus reinos. Se añadirá a ello que emerge entre las aguas abundante urchilla y que a menudo refrenan la popa como si fuera maleza. No deja de decir también que por esta zona la superficie de la mar no alcanza gran profundidad y que apenas un poco de agua cubre el fondo, que las bestias marinas recorren la mar por aquí y por allá, que los navíos se desplazan lentos y lánguidos entre monstruos que nadan por medio".

-   Rufo Festo Avieno         Ora Maritima



" [Los marinos decían] Es seguro que más allá de este cabo no habita raza alguna de hombres, ni hay región que esté poblada (...) y el mar es tan poco profundo que a una legua de tierra sólo tiene una braza de profundidad, las corrientes por otra parte son tan terribles que ningún barco que pase el cabo podrá luego regresar".

- Gomes Eanes de Zuvara            Cronica do descobrimento e conquista de Guinea.


"Quem pasar o cabo Náo voltará ou náo"

      - Popular,   marinos medievales


 " Más allá [del Cabo] se extiende el Mar de la Oscuridad. Ninguna luz lo alumbra y no se sabe de nave que haya tornado de él ".

      - Escuela de Sagres            S. XIV


"Bahr-Altalmet , mar de las oscuridades, de las sombras; el Océano porque en él parece esconderse el sol: los cuentos de Posidonio y Artemidoro, que menciona Estrabón, pudieron ocasionar estas sombras".

"Entre el mar Xami y el Mar Occidental que rodea la isla Andalus cinco días (...) esta punta está en el extremo de Occidente, en los últimos términos de lo habitado de la tierra, cercada por el mar Océano, y no se sabe lo que hay más allá de este mar "

- Al Idrisi           S. XII



Allí la vida era imposible, nada crecía, ni tan siquiera las malas hierbas".

      -  Gil Eanes             1434.


Historia de las Indias

El padre Las Casas, citando a Aristóteles, recuerda cómo éste afirma que navíos de Cádiz, salidos al Océano y empujados por los vientos del Sahara, "fueron a parar a ciertas regiones de la mar donde hallaron la mar cuajada de ovas y hierbas que parecían islas anegadas".

El llamado mar verde precedía con una anchura de ochocientas leguas al Mar negro o Mar de las Tinieblas donde "no se rremueven en el las ondas, nin corre por el ayre ninguno, nin paresce en el sol ni claridad ninguna, nin es fallada en el ysla poblada nin despoblada".

      - Bartolomé de Las Casas   Historia de las Indias, pg. 56-57.


Atlas Catalán.

"En el famoso Atlas catalán de 1375 hay un barco frente la costa occidental del norte de África; en rigor está al sur del temido cabo Bojador (...) El barco es identificado como de Jaume Ferrer, quien en 1346 hizo un viaje por la costa de África para buscar el Río de Oro. Conocemos por otras fuentes que nunca se supo más de Jaume Ferrer ni de su barco".

   - Mapamundi del año 1375.   Barcelona, Ebrisa, 1983.



El embajador enigmático

"Dícese de "um documento ha pouco descoberto na Chancelaria de Alfonso V. Nele se menciona um certo Jorge, embaixador do Preste Joáo, que estava em Portugal em 1452".

   cit. en     Elaine Sanceau      Em demanda do Preste Joao         Porto, 1944




Mar portugués

Ó mar salgado, quanta do teu sal
sáo lágrimas de Portugal!
Por te cruzarmos, quantas máes choraram,
quantos filhos em váo rezaram !

Quantas noivas ficaram por casar
para que fosses nosso, ó mar !
Valeu a pena? Tudo vale a pena
se alma náo é pequena.

Quem quere passar além do Bojador
tem que passar alem da dor.
Deus ao mar o perigo e o abismo deu,
mas nele é que espelhou o céu.

    -  Alberto Caeiro



miércoles, 3 de agosto de 2011

Del bosque, el desierto

  Sierra de la Peña de Francia, en el límite con los montes extremeños. Llegar a La Alberca suponía, en los inviernos de antes, acceder a un...

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