Es un castillo chico a unas doce millas del territorio de Segelmesse por el sur; lo construyeron en el desierto los árabes para guardar sus bienes y víveres al abrigo de los enemigos. No hay en los alrededores más que la maldición de Dios: ni vergeles, ni huertos, ni campos, ni traza de vida alguna: sólo piedras negras y arena.
UMMLHEDEGI
Es otro castillo, a 18 millas aproximadamente de Segelmesse, igualmente edificado por los árabes por la razón que acabamos de decir, en su torno sólo existe un campo yermo donde crecen copiosamente ciertos frutos, que cuando se ven de lejos parecen ser naranjas que se hubieran tirado al suelo (...)
MAZALIG Y ABUHINAN, CASTILLOS
Son dos alcazabas en el desierto de Numidia, a unas cincuenta millas de Segelmesse. Sus habitantes, que son árabes, viven en la miseria y el desamparo más absolutos. Allí no crece ninguna clase de cereal y no se encuentran sino algunas palmeras. Estos dos castillos se encuentran a la orilla del Ghir.
CHASSAIR
Es una ciudad chica en el desierto de Numidia a 20 millas aproximadamente del Atlas, tiene una mina de plomo y otra de antinomio. Los habitantes extraen estos minerales y los transportan a Fez. No crece nada en su entorno (...)
DEUSEN
Deusen es una ciudad muy antigua edificada por los romanos en el lugar donde el reino de Bugía limita con el desierto de Numidia. Fue arrasada cuando los ejércitos mahometanos entraron en África, porque un conde romano se encontraba allí con un gran número de hombres valerosos y no quiso entregar la ciudad al capitán sarraceno, de suerte que el asedio duró un año. Tras expugnarla, todos los hombres fueron pasados a cuchillo y las mujeres y niños cautivos y después quemaron la población. Las casas, aún incendiadas, quedaron en pie al estar hechas las paredes con enormes piedras. Sin embargo, se ven derrumbadas por dos lados, no sé por qué industria o por un temblor de tierra. Cerca de la ciudad se divisan algunos restos que parecen de sepulturas y en la estación de lluvias los cazadores encuentran allí grandes monedas de oro y plata, con efigies y leyendas cuyo sentido nadie pudo aclararme (...)".
MAZALIG Y ABUHINAN, CASTILLOS
Son dos alcazabas en el desierto de Numidia, a unas cincuenta millas de Segelmesse. Sus habitantes, que son árabes, viven en la miseria y el desamparo más absolutos. Allí no crece ninguna clase de cereal y no se encuentran sino algunas palmeras. Estos dos castillos se encuentran a la orilla del Ghir.
CHASSAIR
Es una ciudad chica en el desierto de Numidia a 20 millas aproximadamente del Atlas, tiene una mina de plomo y otra de antinomio. Los habitantes extraen estos minerales y los transportan a Fez. No crece nada en su entorno (...)
DEUSEN
Deusen es una ciudad muy antigua edificada por los romanos en el lugar donde el reino de Bugía limita con el desierto de Numidia. Fue arrasada cuando los ejércitos mahometanos entraron en África, porque un conde romano se encontraba allí con un gran número de hombres valerosos y no quiso entregar la ciudad al capitán sarraceno, de suerte que el asedio duró un año. Tras expugnarla, todos los hombres fueron pasados a cuchillo y las mujeres y niños cautivos y después quemaron la población. Las casas, aún incendiadas, quedaron en pie al estar hechas las paredes con enormes piedras. Sin embargo, se ven derrumbadas por dos lados, no sé por qué industria o por un temblor de tierra. Cerca de la ciudad se divisan algunos restos que parecen de sepulturas y en la estación de lluvias los cazadores encuentran allí grandes monedas de oro y plata, con efigies y leyendas cuyo sentido nadie pudo aclararme (...)".
- Juan León Africano Descripción General de África Venecia, 1550.
LAS MONTAÑAS DEL ATLAS.
"La montaña de África, fabulosa entre todas, es el Atlas (...) Ninguno de los habitantes es visible durante el día; el silencio universal expresa un pavor distinto al de las soledades, un mudo temor religioso invade al alma al acercarse, a lo que se añade el pavor que inspira esa cumbre levantada sobre las nubes, y vecina de la órbita lunar. Pero la misma montaña, de noche, centellea con mil resplandores, se llena con los retozos jocosos de egipanes y sátiros, y retumba con el sonido de flautas y caramillos, el estruendo de panderetas y címbalos (...) Respecto al espacio que nos separa del Atlas resulta inmenso e incierto".
- Plinio el Viejo Historia natural, v. 6-7.