martes, 28 de junio de 2011

Vanitas




" Otra extraña búsqueda fue la de Álvaro Mendaña, un audaz capitán español que suscitó en su época tal entusiasmo entre los Dones y las Doñas de la corte que muchos de ellos se unieron a su expedición. Estaba convencido de poder encontrar el Ofir  fenicio del rey Hiram y de poder conseguir más tesoros de los que había necesitado Salomón para embellecer su templo. Al cabo de varios meses de viaje nutrido de esperanzas, no encontraron las minas de Mammon , y el pobre capitán, agonizante, fue sumergido en la soledad de un mar insondable. Sus discípulos volvieron a Perú, fuertemente impresionados por la verdad de estas palabras del rey hebreo : "Vanidad de vanidades, todo es vanidad ".


         -    H. Melville       Los Mares del Sur

martes, 7 de junio de 2011

De aves japonesas

(Copyright 2000, Kyoto University Library)


 (De "La literatura japonesa en Ávila", Attu ediciones, Madrid. 2013. )


En una antigua escuela de Canales, partido de Piedralaves, el maestro Yamato Tsunetomo hablaba a un reducido grupo de oyentes.

Les contó de la leyenda del Emperador Amarillo. Éste, según la tradición japonesa, una mañana que había salido al jardín de palacio escuchó el raro canto del ugüisi . Dudando entre regresar al castillo, donde ese mismo día debía tener lugar una larga recepción o escuchar el canto del ruiseñor, el Emperador optó por permanecer en el mismo lugar, embelesado por el ave.

Finalmente, ésta calló. Al regresar a palacio nadie pudo dar cuenta al Emperador de cuándo había sido la recepción, ni de cómo ésta había tenido lugar. Otra dinastía ocupaba ahora su puesto y su mismo nombre había sido postergado.

Abochornado por sus viejos ropajes y sus inútiles pretensiones, el Emperador fue por último expulsado de la corte, adonde no regresó jamás.

Esta leyenda, Yamato Tsunetomo les explicó a sus oyentes, no era rara en cierto modo tampoco en la tradición occidental. Sin ir más lejos les citó a Simon Metaphrastes, en los orígenes del cristianismo, y la tradición de los Siete Durmientes de Éfeso, de la época del emperador Decio. También al infante Don Juan Manuel y su famoso relato de Don Yllan y el deán de Toledo. Al legendario rey Herla y la tradición de los dwarf en la mitología britana. De "The Hosting of the Siddlhe" del poeta Yeats e incluso de una ópera de Schoenberg cuyo nombre no entendieron. Del  Speculum morale  de Vincent de Beauvais, o la  Scala Coeli  de Jean Gobi, entre otros.

Finalizó la ya un poco extensa disertación con una cita del Coran, II, 201, en donde se nos dice:

" Y Dios lo hizo morir durante cien años y luego lo animó y le preguntó:
- ¿Cuánto tiempo has estado aquí?
- Un día o parte de un día - respondió."

Al cabo, los asistentes a la lección marcharon de la antigua escuela. No habían estado muy interesados, la verdad. Era invierno en Ávila, las noches eran largas y oscuras y la vieja casa de piedra estaba caldeada. El maestro les recibía siempre con un té, humeante e insípido.

Eran sólo cuatro: Doña Rosalía, antigua maestra de La Adrada; Alipio, adolescente un tanto lerdo, que cuidaba vacas en verano y quedaba vagando durante los fríos ; Don Anselmo, viajante de comercio y algo leído, e Hilario, el sacristán .

La charla había sido un poco más larga que la de otros días, comentaron al bajar al pueblo. Al llegar a Piedralaves advirtieron que la primavera ya había comenzado.




jueves, 2 de junio de 2011

El viaje de vuelta




" Mientras nuestros visionarios veían en los Mares del Sur una suerte de Elíseo, los polinesios también tuvieron su sueño, su ideal, su Utopía de Occidente. Del mismo modo que Ponce de León esperaba encontrar en Florida la fuente de la eterna juventud, el místico Kamapiikai abandonó las costas de Hawai, donde su atormentado espíritu le hacía sufrir, con la esperanza de encontrar la fuente de la felicidad y de los seres parecidos a los dioses. Así, navegó hacia el poniente y, como ocurre con todos aquellos que van al Paraíso, todavía no ha vuelto (...) "

 -   H. Melville     Los Mares del Sur

Las islas fugitivas

  Eugéne Atget había fotografiado los alrededores del parque Montsouris de París en varias ocasiones. Además de las sillas y los portales va...

Others