A través de la costumbre del paseo, que la ciudad instaura casi necesariamente, hablando con G., éste me describe una maniera que cabe reconocer como netamente pop. Ya algún día había descrito la actitud de su generación que, frente al elitismo de la vanguardia de las precedentes, fue capaz de recogerlo todo, sin desdeñarlo. La música pop, desde luego, pero también los graffiti, los grabados populares. Las imágenes de calendario y los comic; la literatura menor y las postales de las tiendas de los chinos. Otra vez vuelve a poner de relieve esta actitud al comentar la exorbitante colección de cachivaches que atesora el pintor Luis Gordillo.
Este gesto semeja en cierto modo una de las claves del arte posterior a los años del pop- el conceptual sería una de las otras, si no la principal . G. aún defiende la influencia que hubo de tener la famosa obra de Venturi, el "Aprendiendo de todas las cosas". Frente al mito de la autenticidad, del existencialismo, ésta constituye la actitud opuesta: defensa de lo inmediato, aceptación de todo lo dado, todo se amalgama en un mismo nivel - el de la aceptación, la no discriminación - porque se ha renunciado a ese otro marco: el de la jerarquía.
La jerarquía supone una nostalgia y una creencia: la nostalgia es la de lo otro, frente a lo dado. La creencia, la de que existe un orden en las cosas, y seguramente un centro. De este centro - que por otra parte sólo se puede invocar como nostalgia o como ideología -se derivan las distintas gradaciones de las cosas, en una degradación que va de la "autenticidad" a lo "falso". O si se quiere, en otros términos, de lo "profundo" a lo "superficial".
El pop supone una clara protesta - o un abandono - frente a esta tradición de lo occidental. Pues proclama la hegemonía de un solo plano: éste es el mismo para todo, superficie idéntica donde todos los sucesos se amalgaman, renuncian a la jerarquía, donde no hay sino lo dado, sin lugar para la nostalgia. Lugar sin centro, por cuanto todo es periferia. De la imagen, no del discurso.
Curioso contraste de los paisajes reales, de los paisajes imaginarios: pues estas conversaciones me recuerdan la ciudad moderna, los años anteriores. Mientras paseamos por Via Giulia, por Via Ripetta, nos perdemos por el Trastevere.
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